Roskilde 2000 y Otras Tragedias Rockeras

Dos días antes de escribir este artículo, el 30 de Junio pasado, se cumplieron 7 años de una tragedia que enlutó el mundo de los conciertos: la tragedia del Festival Roskilde 2000, en Dinamarca. El grupo Pearl Jam tocó en ese festival, a modo de terminar su gira europea, correspondiente a la promoción del álbum Binaural de ese año. Mientras Eddie Vedder y compañía tocaron en el evento, la multitud comenzó a avanzar hacia el escenario, aplastando contra las barreras de contención a la gente que estaba más cerca del escenario, a vista y paciencia de la banda estadounidense. Vedder, atónito, interrumpe el show y pide a la gente que retroceda un poco, pero sus ruegos fueron en vano. Nueve personas mueren aplastadas debido a esa estampida de la gente en la parte frontal.

¿Qué quedaba por hacer, para Pearl Jam? Deciden cancelar los últimos conciertos de la gira europea y surgen ideas de separación al interior del grupo. La investigación policial revela que por problemas técnicos se originó el fatídico suceso, evitando así, con este resultado, la separación de la banda. Deciden continuar sus planes, comenzando con la gira norteamericana, sin incluir la canción "Alive" en ninguno de estos conciertos hasta el final, en Seattle. Un gesto a modo de sentido homenaje a los caídos de Roskilde 2000.

Y tal como ocurrió con el festival danés, han habido otras tragedias que se desataron en conciertos. En Chile, baste mencionar el caso de la menor de edad fallecida en el recital de los Guns 'n Roses, a causa de una insuficiencia respiratoria. O el caso que casi pintó para tragedia, en pleno recital de Deep Purple en 1997, cuando una torre de sonido se vino sobre el público de cancha, dejando unos cuantos heridos.

Impresiona mucho la muerte de aquella gente que sólo quería disfrutar a su banda favorita en vivo. Un recital que nunca pensaron que sería el último de sus vidas, que sería un bello recuerdo para contarle a sus amigos/as, su gente más cercana. Pero también impresiona la actitud de la gente que organiza el evento, que en aquellos casos no cumplió en primera instancia con lo que se venía venir.

Ahora, a la hora de organizar un recital (o festival), lo mínimo que se les pide a quienes cumplen esta labor, es darle al público asistente una instancia segura, donde se eviten tragedias como las anteriormente mencionadas. Que sólo se pueda disfrutar del show tranquilamente. Últimamente, no han ocurrido mayores desgracias personales.

Por ahora, opine... ¿Recuerda otra tragedia ocurrida en un recital? ¿Hay algún dato que corroborar? Bienvenidos/as sean.