jueves, 31 de mayo de 2012

La Mujer no tiene Fecha de Vencimiento



Qué tal, estimados/as, tanto tiempo sin escribir (ya pasó Lollapalooza y más de un mes sin actividad acá). De tanto pensar en algún tema, recurrí a varias cosas que me inspiraron a escribir lo que está encapsulado en este título. Vamos viendo... 

Hace poco más de una semana, leo en una revista Ya una entrevista a la escultora y bailarina chilena Ximena Rodríguez, de 69 años. Entre las respuestas que dio sobre sus profesiones y la belleza femenina, ella destacó por una frase: "Las chilenas le tienen miedo a la vejez". Suena cierto en palabras de una mujer que decidió no teñir sus canas desde los 55 años, que vio a amigas septuagenarias que se tiñen el pelo negro y quedan muy mal, que no está a favor de las cirugías estéticas. Y además de la entrevista, Ximena se prestó para modelar en la sección de ropa, que a pesar de los inaccesibles precios de sus tenidas (sobre todo la ropa de diseñador, como Carolina Herrera y Tommy Hilfiger), las luce con elegancia y personalidad, sin nada que envidiarle a las jóvenes y delgadas modelos. 

Esta semana, hizo noticia la teleserie Soltera Otra Vez, de Canal 13, que debutó el Domingo 27. Además de la actuación de Paz Bascuñán como Cristina, la mujer ABC1 que fue pateada por su pololo, destacó la figura de una delgada chica rubia, de ojos celestes y carita de muñeca, en el rol de una instructora de yoga. ¿Su nombre? Josefina Montané. Se ha comentado mucho de lo guapa que es, que despierta fantasías sexuales en un porcentaje de varones a través de las redes sociales, que no puede ser más rica la mina. En fin, eso demuestra lo contrario a lo expuesto por Ximena Rodríguez: la admiración de un modelo joven, de figura delgada, sin canas, sin arrugas, sin rollitos ni kilos de más. ¿Otra variante? La mujer voluptuosa (sea morena, rubia o de cualquier raza), estilo Kim Kardashian, la que pasa lloriqueando en su reality de E! después de terminar con su esposo basquetbolista. A estas mujeres-modelo se las admira durante la edad que estén en vigencia, y si mantienen su rostro terso y su estupenda figura después de los 40, son consideradas ídolas. ¿Un ejemplo? Yuyuniz Navas, la hija de Eli de Caso, quien a sus casi 40 años mantiene la apariencia de una chica de 18, gracias al yoga que convirtió en su filosofía de vida. 

¿Qué quiero decir con esto? No busco atacar a las Josefinas, a las Yuyuniz ni nada de eso. Tampoco meteré en ese saco a las faranduleras de nuestro país que hacen escándalos y se someten a las cirugías, como Adriana Barrientos o Kel Calderón. Sólo quiero reflexionar un poco sobre esas mujeres que no son consideradas minas, porque no salen en la tele, porque no son talla 36 sino que 44 ó 50, porque son representantes del mestizaje mapuche-español y no un prototipo de europeas made in Chile, entre las cuales me incluyo. ¿Qué pasa con nosotras? De alguna forma tratamos de evadir el bullying por tal o cual razón: los kilos de más, la nariz, las canas, las ojeras, el pelo, etc. Cito como ejemplo el infame acoso mediático que cayó sobre Michelle Bachelet cuando era Presidenta de la República, ese momento en que filtraron unas fotos de ella en sus vacaciones, donde andaba con traje de baño negro en la playa. Los insultos y comentarios estúpidos sobre su estado físico me tocaron personalmente, porque, según mis medidas, nunca he sido flaca, y me molesta cuando tratan de "gorda" a una mujer, así como una vejación a su integridad. 

Escribo desde mi realidad de mujer de la clase media, que por años ha renegado de sus encantos por darle prioridad a los estudios. No me considero una modelo de revista Paula o Ya, pero tampoco soy una ogro (y no necesariamente Fiona, de Shrek). Debo reconocer que he evolucionado en mi autoestima y en la confianza que deposité en mis talentos, en comparación a cómo era yo hace unos 15 años. Me veo en ese entonces y yo andaba con melena algo masculina, me encontraba robusta (soy talla 44 de ropa, varias prendas son M o L), quería tener menos busto (aún mantengo esa talla, 36B), me hallaba muy baja (sigo con esa altura, 1.63 m.), entre varios complejos con mi físico. De a poco me fui dando cuenta que los estudios no lo son todo, que la apariencia debía reafirmar una ayuda en la autoestima. Y fue especialmente cuando inicié estudios de Estilista Profesional ese momento que me llevó a reconciliarme con lo que la naturaleza me dio. Jamás obligaría a mi familia a costear una cirugía estética, ni aunque fuera mi nariz (como me dijo un doctor, halló que me sobraba un cartílago). Y fue así como Luis Alejandro me conoció hace más de tres años, ayudando a quererme y a valorar un atributo que hallaba impensado: una voz de contralto que saco adelante en los Karaokes, con repertorio de Stone Temple Pilots, The Killers y Foo Fighters, entre otros. Y para dar fe de lo escrito, adjunto esta foto posterior a Lollapalooza, del 2 de Abril pasado.

Me ha costado creerlo, pero esta relación amorosa me ha dado una lección: si él fuera el único varón que me encontrara bella en este mundo, con eso me basta. Y no me importa cómo sea él en lo físico, él me sedujo con su caballerosidad y su inteligencia. Me aceptó por ser tal cual soy, sin querer ser más delgada, más rubia, sin desear verme de 18 a los 30 que ahora tengo. Y se dio cuenta que admiro a dos artistas de diferentes épocas: Frida Kahlo y Marcela "Maliki" Trujillo. Mis razones son: 1. La mexicana supo sobreponerse a las secuelas de su accidente de bus, y convirtió sus cejas sin depilar en una marca disntintiva en sus autorretratos. Y 2. Varias décadas después, la chilena es una artista muy exitosa, prevaleciendo su talento por sobre su físico. 

Y volviendo al título, quiero establecer una teoría: La mujer no es un yogurt ni cualquier producto que tenga fecha de vencimiento. El exterior puede cambiar con los años o con los kilos de más (o de menos), pero lo de adentro se conserva, mientras la mujer siga alimentando sus conocimientos. Así lo he aprendido de mis tías (Cristina, Marta, Bertina, Raquel y Emperatriz, la Tía Pele) y de mi madre (Ester), que hasta ahora son mi guía. No se sientan obligadas a una cirugía o a tomar dietas restrictivas si no lo quieren, no tiñan sus canas si realmente no lo desean... en fin, estimadas, no se esfuercen en tener una apariencia agradable a la vista de gente que no valora lo de adentro. Rodéense de gente que las aprecie, que las invite a un buen panorama o a una conversación. 

Hasta la próxima, estimados/as.